miércoles, 24 de febrero de 2010

LAS TABLAS DE DAIMIEL

El Parque Nacional “Las Tablas de Daimiel” lo tenemos cerca de casa. Es un humedal. Por ser Nacional es de todos los españoles. Nos pertenece y podemos visitarlo cuando queramos.


Tiene mil ochocientas hectáreas y por lo tanto no es muy grande, pero es muy bonito. Se llama “las tablas”, porque desde antiguo llamaban por ese nombre a los encharcamientos de poca profundidad, de no más de medio metro. Posee el mejor masegar de Europa, además de tupidas manchas de carrizo y eneas, junto a praderas de lirios de agua y otras plantas singulares.

Es el mejor humedal del centro de España y lugar de parada, apareamiento y cría de numerosas y variadas especies de aves acuáticas. Fijaos si tiene importancia que en unos documentos que mando hacer el Rey Felipe II para conocer los territorios, se describe como lugar llano “donde hay mucha agua que llaman tablares y que de tanta abundancia de toda suerte de aves parecen palomares”, claro, los que eso escribieron hace más de cuatrocientos años no conocían el nombre de las aves: cerceta, pato cuchara, ánade friso, ánade real, pato colorado, espátula, cigüeñuela, porrones, martinetes y muchos más, limícolas, rapaces, peces y mamíferos que harían muy largo el listado.










El Parque esta asentado en la parte más baja de un acuífero muy extenso, de más de cinco mil kilómetros cuadrados. En todo este territorio el agua de lluvia se filtra en la tierra y provoca un inmenso lago subterráneo. El agua sobrante sale por lo que los lugareños han llamado “ojos” donde renace el río Guadiana y dan vida al milagro de “Las Tablas”.

Todo lo que tiene de bello, lo tiene de frágil. Depende del agua sobrante del acuífero y por ello, al sacar del lago subterráneo, durante estos últimos cuarenta años, más agua de la que le entra, ya no tiene sobrante y “los ojos no lloran”. Se ha ido secando. Muchas aves han desaparecido y malamente se mantienen encharcadas unas pocas hectáreas con el agua que le envían desde el Tajo o con bombeos dentro del Parque.









Claro que es tan agradecido nuestro Parque, que basta con que acompañe un poco la lluvia, que corra el Cigüela y los arroyos cercanos, para volver a llenarse de vida. En estas fechas, el paraje está pletórico, inmenso, porque durante este invierno ha llovido mucho y se ha llenado y aún tiene generosidad para dar agua al Guadiana que alimenta aguas arriba un desconocido y bravo Azuer.

Por ello, la primavera de 2010 será espléndida y la recordaremos todos. La vida ha vuelto al Parque. Aprovechemos la ocasión para visitarlo. No os arrepentiréis. Es más, os maravillará.

Y pidamos a quienes pueden hacerlo, que propongan normativas y leyes, que una vez aplicadas, consigan mantener un Parque como el que describen las Relaciones del Rey Felipe II.

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