A continuación os dejamos una serie de consejos a tener en cuenta a la hora de consumir durante las Navidades:
1). No despilfarrar energía. Se puede hacer un uso racional reduciendo la compra de productos superfluos e innecesarios para cuya fabricación hace falta mucha energía, o con algo tan sencillo como la utilización de bombillas de bajo consumo y electrodomésticos eficientes y útiles. También es importante utilizar el transporte colectivo, con lo que no sólo se ahorra energía sino que se evita la contaminación acústica y atmosférica.
2). Antes de comprar un regalo es importante reflexionar. La compra excesiva y la acumulación de objetos sólo conduce a no valorar lo que se tiene y al agotamiento de los recursos naturales. Cuando se compran juguetes conviene no olvidar que tienen que ser algo instructivo y pedagógico, por eso es importante no regalar juguetes bélicos o sexistas.
3). Al comprar es recomendable estar seguros de comprar el contenido y no el envase. Hay que evitar los productos con envoltorios excesivos o superfluos, al igual que rechazar las bolsas de plástico que dan en los comercios llevándolas desde casa.
4). La comida precocinada implica más envasado y consumo de energía. Los productos frescos, de temporada o menos elaborados resultan más baratos, más sabrosos y tienen menos aditivos.
5). Es importante no olvidar que algunos alimentos intrínsecamente ligados a la navidad, como los langostinos, están siendo criados en muchos casos en los humedales costeros tropicales, produciendo graves daños para las economías locales y para la biodiversidad.
6). Comprar en las tiendas del barrio.
7). Es imprescindible no destrozar los abetos y otras pináceas que se han convertido en un objeto de consumo de usar y tirar, que va del monte o el vivero al vertedero. Llama la atención que haya viveros dedicados exclusivamente a la producción de árboles que van a la basura (alrededor de 2.000.000 al año), en un país erosionado y con graves riesgos de desertificación. Otros adornos navideños suponen también enormes impactos. La utilización ornamental de los acebos en Navidad ha conducido a que se encuentren en grave peligro de desaparición, con los graves daños que esto supone para el ecosistema en el que se desarrollan. Esto mismo ocurre con los musgos, que se utilizan como adorno en belenes.
8). Es nuestro deber como consumidores estar informados de dónde vienen los productos que consumimos, de si en su fabricación se está perjudicando al medio ambiente, o se está explotando a los seres humanos. En definitiva se trata de ser consumidores activos, capaces de castigar con el consumo las formas de producción que supongan un deterioro social o ambiental.
(fuente: Ecologistas en Acción)
1). No despilfarrar energía. Se puede hacer un uso racional reduciendo la compra de productos superfluos e innecesarios para cuya fabricación hace falta mucha energía, o con algo tan sencillo como la utilización de bombillas de bajo consumo y electrodomésticos eficientes y útiles. También es importante utilizar el transporte colectivo, con lo que no sólo se ahorra energía sino que se evita la contaminación acústica y atmosférica.
2). Antes de comprar un regalo es importante reflexionar. La compra excesiva y la acumulación de objetos sólo conduce a no valorar lo que se tiene y al agotamiento de los recursos naturales. Cuando se compran juguetes conviene no olvidar que tienen que ser algo instructivo y pedagógico, por eso es importante no regalar juguetes bélicos o sexistas.
3). Al comprar es recomendable estar seguros de comprar el contenido y no el envase. Hay que evitar los productos con envoltorios excesivos o superfluos, al igual que rechazar las bolsas de plástico que dan en los comercios llevándolas desde casa.
4). La comida precocinada implica más envasado y consumo de energía. Los productos frescos, de temporada o menos elaborados resultan más baratos, más sabrosos y tienen menos aditivos.
5). Es importante no olvidar que algunos alimentos intrínsecamente ligados a la navidad, como los langostinos, están siendo criados en muchos casos en los humedales costeros tropicales, produciendo graves daños para las economías locales y para la biodiversidad.
6). Comprar en las tiendas del barrio.
7). Es imprescindible no destrozar los abetos y otras pináceas que se han convertido en un objeto de consumo de usar y tirar, que va del monte o el vivero al vertedero. Llama la atención que haya viveros dedicados exclusivamente a la producción de árboles que van a la basura (alrededor de 2.000.000 al año), en un país erosionado y con graves riesgos de desertificación. Otros adornos navideños suponen también enormes impactos. La utilización ornamental de los acebos en Navidad ha conducido a que se encuentren en grave peligro de desaparición, con los graves daños que esto supone para el ecosistema en el que se desarrollan. Esto mismo ocurre con los musgos, que se utilizan como adorno en belenes.
8). Es nuestro deber como consumidores estar informados de dónde vienen los productos que consumimos, de si en su fabricación se está perjudicando al medio ambiente, o se está explotando a los seres humanos. En definitiva se trata de ser consumidores activos, capaces de castigar con el consumo las formas de producción que supongan un deterioro social o ambiental.
(fuente: Ecologistas en Acción)
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